lunes, 23 de junio de 2008

tres

Para que un cuerpo abandone su lugar natural, es necesario que sobre él actúe un motor,
-pensó Aristóteles- y llamó a ese motor: movimiento violento.
Creyó que todo movimiento de la naturaleza debería tener algún propósito: los cuerpos, animados o no, se agitaban bajo un impulso externo, de otro modo, quietos por naturaleza, tendían a volver a su lugar natural.
La piedra caerá al suelo y el caballo trotará hacia el establo, porque ésos son los sitios de piedras o caballos.
Sostuvo entre sus manos un guijarro. Extendió hacia el horizonte sus pupilas atentas, las fijó un largo rato en las ancas lustrosas, hasta que fueron manchas ínfimas y oscuras. Al compás de los rítmicos cascos fue entrando en el silencio de las estrellas fijas.

Limitado universo, eterno sólo entre sus vallas, con destellos que surcan las vidas de los hombres. Otra vez : todos y uno.

Lo pesado desciende, lo ligero se eleva, cada cuerpo según su natural destino. Movimiento violento, torrente contra el alma sencilla de las cosas.
Violencia de una fuerza que arrastrará los cuerpos en contra de un deseo natural de reposo.



Galileo, más tarde, diferenció los cuerpos del movimiento expreso. Entremezcló los términos: reposo, agitación, serán la misma cosa y sólo el cambio, el pulso cuando muta, reclamaría una causa. La Violencia en reposo, la quietud irascible de tu naturaleza.
Imagina estos cuerpos separados del ímpetu.




4 comentarios:

Luc dijo...

Desde che estoy tratando de dejar un comentario y se me congela el cosito.

1. Me gusta esto de que te hayas largado tododecorrido. Ahora no tendrás excusa para participar del blog (poplín era?)

2. Además estás hecha una profesional en materia de photoshop.
¡Avanti!

inx dijo...

Uhhhh, gracias, master. Era plumetí, creo.

Ruth dijo...

Se viene la novela de Inx!

inx dijo...

¿Novela? Mhmhhhh... vaya uno a saber, Minerva.