viernes, 12 de septiembre de 2008

diez

Digo, los objetos pesados caen más rápido que los ligeros, si soltamos un martillo y una pluma o una hoja de papel desde una misma altura, el martillo alcanzará primero el piso. Si arrugamos el papel dándole forma de bola, como una carta última, un poema, alcanzarán el piso al mismo tiempo.
Fue Galileo quien rebatió la concepción de Aristóteles al afirmar que, en ausencia de resistencia de aire, todos los objetos caen con una misma aceleración uniforme. Pero Galileo no pensaba en el aire que te falta, en el ahogo.

Las primeras máquinas neumáticas capaces de hacer vacío, aquellas de las que no pudo valerse para afirmar su teoría, se inventaron después, hacia el año 1650.
Tampoco disponía de relojes suficientemente exactos, no era el tiempo de la ausencia mensurable, no se creaba el vacío con las manos; no se crea volviendo las palmas hacia arriba y haciendo nido en ellas.
Galileo probó su hipótesis usando planos inclinados, con lo que conseguía un movimiento más lento, que podía medir con los rudimentarios relojes de su época. Al incrementar de manera gradual
la pendiente del plano dedujo conclusiones.
Adaptarse. Adaptarse y caer, deslizarse hacia bajo.
Destino del objeto, de la fricción del aire, del vacío interpuesto, del tiempo y la pendiente trágica del plano. Libertad de caer, ser arrojado

nueve

Se asciende paso a paso. Se trastabilla, a veces. Se retrocede hasta un punto inicial. Allí se llega. Pasos que retumban en el fondo de las calles. Pasos que dudan. Se avanza
un tramo. Breve. Breve la línea que señala, la suave flecha de una luz, velada por las cortinas opacas de las ventanas de los insomnes. Pasos sonámbulos, soñados, desvelados. Pies enfundados en botas, serenos pasos, nocturna música de tacos, desnudos pies bordeando las orillas del sueño, el canto áspero de la vigilia. Tropiezos, descontrolados pasos, precipitado andar. Caída, fallo en los pasos, destino.
Caigo. Recaes. Paso.